
Una central eléctrica es una instalación que transforma energía en electricidad.
La mayor parte de las centrales de generación eléctrica funcionan mediante una fuente de calor, energía térmica. Esta fuente de calor puede proceder de la combustión de combustibles fósiles o del uranio, en el caso de las centrales nucleares.
Sin embargo, existen otro tipo de centrales que funcionan de una forma muy diferente. Es el caso de los parques eólicos, las plantas fotovoltaicas o las centrales mareomotrices.
Dependiendo de la fuente de energía de las centrales eléctricas se pueden clasificar en:
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Centrales de energía renovable. Si su fuente para generar energía eléctrica es inagotable. Por ejemplo, la energía solar.
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Centrales de energía no renovable. Si la capacidad de regeneración de la fuente energética es inferior al consumo. Por ejemplo los combustibles fósiles.
Definición de central eléctrica
Una central eléctrica es una instalación industrial diseñada para la generación de energía eléctrica a gran escala.
Su función principal es transformar diferentes tipos de energía (térmica, mecánica, química, nuclear o renovable) en electricidad, que luego es distribuida a través de la red eléctrica para su consumo en hogares, industrias y comercios.
Tipos de centrales eléctricas
1. Centrales termoeléctricas
Las centrales termoeléctricas generan electricidad a partir de la combustión de combustibles fósiles como carbón, gas natural o petróleo.
El calor producido calienta agua hasta convertirla en vapor, el cual impulsa una turbina conectada a un generador eléctrico. Son capaces de producir grandes cantidades de energía de manera continua, lo que las hace fundamentales en muchas economías.
Sin embargo, presentan desventajas como la emisión de gases contaminantes, el alto consumo de agua y la dependencia de recursos no renovables.
2. Centrales hidroeléctricas
Estas centrales aprovechan la energía del agua en movimiento para generar electricidad.
Normalmente, se construyen presas para almacenar grandes volúmenes de agua, que luego es liberada para mover turbinas hidráulicas. Son una fuente de energía renovable y limpia, sin emisiones directas de carbono.
No obstante, pueden causar un fuerte impacto ambiental, alterando los ecosistemas fluviales, desplazando poblaciones y afectando la biodiversidad local.
3. Centrales nucleares
Las centrales nucleares generan electricidad mediante la fisión del uranio o el plutonio.
Este proceso libera grandes cantidades de calor, que se utiliza para producir vapor y mover turbinas. Son altamente eficientes y no emiten gases de efecto invernadero durante su funcionamiento.
El principal inconveniente de estas centrales es que presentan riesgos como la posibilidad de accidentes nucleares y el problema del almacenamiento de residuos radiactivos, que deben mantenerse aislados durante miles de años.
4. Centrales solares
Las centrales solares utilizan la radiación del sol para generar electricidad mediante dos tecnologías principales: los paneles fotovoltaicos, que convierten directamente la luz solar en electricidad, y las centrales termosolares, que concentran el calor solar para generar vapor y mover turbinas.
Son una fuente de energía limpia e inagotable, aunque su producción depende de la cantidad de radiación solar disponible y requiere grandes superficies para su instalación.
5. Centrales eólicas
Estas centrales aprovechan la energía del viento para generar electricidad mediante aerogeneradores.
Son una de las fuentes renovables más utilizadas debido a su bajo impacto ambiental y su capacidad de producción a gran escala. Sin embargo, su eficiencia depende de la velocidad y constancia del viento. Además, pueden generar impacto visual y acústico, y en algunos casos afectar a la fauna local, especialmente a las aves.
6. Centrales geotérmicas
Las centrales geotérmicas aprovechan el calor del interior de la Tierra para generar electricidad.
Se perforan pozos en zonas con actividad geotérmica para extraer vapor o agua caliente, que se emplea para accionar turbinas. Son una fuente de energía renovable y estable, ya que no dependen de factores climáticos.
Su instalación está limitada a regiones con actividad geotérmica y la perforación puede liberar gases del subsuelo o afectar la estabilidad del terreno.
7. Centrales de biomasa
Estas centrales utilizan materia orgánica, como residuos agrícolas, forestales y urbanos, para generar electricidad mediante su combustión o su conversión en biogás.
Este tipo de centrales es una alternativa renovable y permiten reducir la acumulación de desechos. Su impacto ambiental varía según el tipo de biomasa utilizada y el manejo de sus emisiones, ya que su combustión libera dióxido de carbono y otros compuestos contaminantes.
8. Centrales de mareas
Estas centrales aprovechan la energía cinética y potencial de las mareas oceánicas.
Se construyen en zonas costeras donde las variaciones del nivel del mar son significativas. Utilizan el flujo y reflujo de las mareas para mover turbinas y generar electricidad. Son una fuente renovable y predecible, pero requieren un entorno geográfico adecuado y pueden tener impactos ecológicos en los ecosistemas marinos.
9. Centrales de energía undimotriz (de olas)
Estas centrales generan electricidad aprovechando el movimiento de las olas del mar.
Existen diversas tecnologías que capturan la energía de las olas, como boyas flotantes o estructuras sumergidas que se mueven con el vaivén del mar. Son una fuente de energía renovable con un gran potencial, pero aún se encuentran en etapas de desarrollo debido a los retos técnicos y el impacto ambiental que podrían generar.
10. Centrales de biogás
Estas centrales convierten residuos orgánicos (como estiércol, residuos de alimentos, y residuos agrícolas) en biogás mediante procesos de descomposición anaeróbica.
El biogás generado es una mezcla de metano y dióxido de carbono que se puede utilizar para generar electricidad. Son una alternativa renovable y permiten reducir residuos, aunque su eficiencia y viabilidad dependen de la cantidad de residuos orgánicos disponibles.
11. Centrales de hidrógeno (centrales de energía a partir de hidrógeno)
Aunque no es una tecnología tan extendida, las centrales de hidrógeno utilizan el hidrógeno como fuente de energía para generar electricidad.
El hidrógeno se produce principalmente a través de la electrólisis del agua (si la electricidad utilizada proviene de fuentes renovables, puede considerarse una opción completamente limpia) y luego se quema o se utiliza en pilas de combustible para generar electricidad.
Hay que tener en cuenta que estas centrales aún están en desarrollo, pero el hidrógeno tiene el potencial de ser una fuente de energía limpia y eficiente en el futuro.