Planta nuclear de Chernobyl en la actualidad

Planta nuclear de Chernobyl en la actualidad

El 26 de abril de 1986, el reactor número 4 de la central nuclear de Chernóbil, en el norte de Ucrania, sufrió una explosión catastrófica durante una prueba de seguridad mal ejecutada. Este accidente, el peor en la historia de la energía nuclear, liberó enormes cantidades de material radiactivo a la atmósfera, afectando a millones de personas en Ucrania, Bielorrusia, Rusia y otros países europeos. Casi cuatro décadas después, Chernóbil sigue siendo un punto de preocupación tanto por los efectos persistentes de la radiación como por las amenazas adicionales derivadas del conflicto en la región (BBC News, 2025).

Estado Actual de la Zona de Exclusión

La Zona de Exclusión de Chernóbil, un área de aproximadamente 30 kilómetros alrededor del reactor dañado, sigue siendo un entorno altamente contaminado. A pesar de las décadas transcurridas, la radiación en ciertos puntos sigue siendo peligrosa para la vida humana. Aunque el acceso a la zona está restringido, científicos, trabajadores de la planta, guías turísticos y algunos residentes ilegales viven y trabajan en la región (Greenpeace, 2024).

La flora y la fauna han proliferado en la ausencia de actividad humana a gran escala. Se han observado lobos, osos, linces y caballos de Przewalski en la región, sugiriendo que la naturaleza puede recuperarse incluso en entornos radiactivos. No obstante, estudios recientes indican que algunos animales han desarrollado adaptaciones genéticas debido a la exposición prolongada a la radiación.

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Situación del Sarcófago de Chernóbil

Tras la explosión del reactor 4, se construyó un sarcófago de hormigón y acero para contener los materiales altamente radiactivos. Este sarcófago, diseñado como una solución temporal, comenzó a deteriorarse rápidamente. Ante el riesgo de colapso y de una nueva liberación de radiación, la comunidad internacional financió la construcción del Nuevo Confinamiento Seguro (NSC, por sus siglas en inglés), una estructura de acero inaugurada en 2016 que cubre completamente el viejo sarcófago y el reactor accidentado (IAEA, 2023).

El NSC, diseñado para contener la radiación durante al menos 100 años, mide 110 metros de alto, 150 metros de ancho y 256 metros de largo. Se construyó a un costado del reactor y luego se deslizó sobre él mediante un sistema de rieles. La financiación del proyecto provino principalmente del Banco Europeo de Inversiones y la Comisión Europea (OIEA, 2023).

Ataques a la Central y Riesgos del Conflicto en Ucrania

Desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, la central de Chernóbil ha sido escenario de eventos preocupantes. En febrero de 2025, un dron explosivo impactó contra la estructura del NSC, provocando un agujero en su superficie. Aunque el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aseguró que no se detectaron cambios en los niveles de radiactividad, el incidente subrayó la vulnerabilidad de la instalación en medio del conflicto (BBC News, 2025).

Posteriormente, se reportaron incendios latentes dentro del sarcófago, lo que ha generado preocupación sobre posibles liberaciones de material radiactivo en el futuro. La comunidad internacional ha instado a proteger la instalación de nuevos ataques, dado el riesgo que supone para toda Europa (Greenpeace, 2024).

Radiación y Riesgos Persistentes

Si bien gran parte del material radiactivo liberado en 1986 ha decaído, algunos isótopos, como el cesio-137 y el estroncio-90, siguen siendo una amenaza. Estos elementos pueden acumularse en la cadena alimentaria y representar un riesgo para la salud humana y animal. En pueblos situados a más de 200 kilómetros de la planta, se han detectado niveles de radiación entre 5 y 12 veces superiores a los límites oficiales del gobierno ucraniano (National Geographic, 2024).

Un problema crítico es el almacenamiento de residuos nucleares en la zona. Se estima que hay cerca de 800 sitios dentro y fuera de la Zona de Exclusión donde estos desechos están enterrados en trincheras o almacenados en contenedores temporales. La falta de un almacenamiento seguro y permanente sigue siendo una preocupación ambiental y de salud pública (IAEA, 2023).

Vida en la Zona de Exclusión

A pesar de las advertencias sobre la radiación, algunas personas han regresado a vivir dentro de la Zona de Exclusión. En su mayoría, se trata de ancianos que decidieron volver a sus hogares después de ser evacuados. También hay trabajadores que monitorean la planta y científicos que estudian los efectos de la radiación en el ecosistema.

El turismo en Chernóbil ha aumentado en los últimos años, con visitantes interesados en conocer de cerca el lugar del desastre. Sin embargo, la guerra ha reducido significativamente la afluencia de turistas y ha complicado la gestión del área (National Geographic, 2024).

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Fecha de publicación: 25 de mayo de 2017
Última revisión: 25 de septiembre de 2020