La energía química se refiere a la energía almacenada en las sustancias químicas debido a sus enlaces químicos. Esta energía puede ser liberada o absorbida durante reacciones químicas.
A continuación se presentan algunos ejemplos de energía química:
Combustibles fósiles
Los combustibles fósiles son recursos energéticos formados a lo largo de millones de años a partir de materia orgánica de origen vegetal y animal que se acumuló en el subsuelo. Estos combustibles, como el petróleo, el gas natural y el carbón, contienen grandes cantidades de energía química almacenada en sus estructuras moleculares.
Cuando se extraen y se queman, liberan esta energía en forma de calor que puede ser usado para generar electricidad en las centrales térmicas.
Sin embargo, los combustibles fósiles son finitos y no renovables, además de contribuir a la emisión de gases de efecto invernadero y el cambio climático. Por lo tanto, se busca cada vez más promover fuentes de energía más sostenibles y limpias como alternativas a los combustibles fósiles.
Baterías
Las baterías son dispositivos que almacenan y liberan energía mediante reacciones químicas. En su interior, contienen uno o varios compartimentos llamados celdas, donde ocurren reacciones electroquímicas entre diferentes materiales. Estas reacciones químicas transforman la energía química almacenada en los compuestos químicos de la batería en energía eléctrica utilizable.
En una batería típica, hay dos electrodos: un ánodo (electrodo negativo) y un cátodo (electrodo positivo). Además, hay un electrolito que permite el flujo de iones entre los electrodos. Durante la descarga de la batería, ocurre una reacción química en la cual los átomos o iones del ánodo y el cátodo interactúan, liberando electrones. Estos electrones fluyen a través de un circuito externo, generando corriente eléctrica que se puede utilizar para alimentar dispositivos.
Durante la carga de la batería, se aplica una corriente externa que fuerza a los electrones a fluir en la dirección opuesta. Esto invierte las reacciones químicas, almacenando nuevamente la energía en los compuestos químicos de la batería. Este proceso puede repetirse varias veces, lo que permite recargar y reutilizar las baterías.
Alimentos
Los alimentos contienen moléculas orgánicas, como carbohidratos, grasas y proteínas, que al ser metabolizadas por el organismo liberan energía. Estas moléculas están compuestas por enlaces químicos que al ser descompuestos durante la digestión y el metabolismo, liberan la energía química almacenada en ellos.
Al consumir alimentos, el cuerpo realiza un proceso de descomposición y transformación de las moléculas presentes en los alimentos a través de la digestión. Estas moléculas se descomponen en componentes más simples, como glucosa, ácidos grasos y aminoácidos, que pueden ser utilizados por las células para obtener energía.
La energía química contenida en los alimentos se utiliza para realizar diversas funciones vitales. Esta energía química se libera a medida que las moléculas orgánicas se descomponen y reaccionan con el oxígeno en un proceso conocido como respiración celular.
Explosivos
Los explosivos contienen compuestos químicos altamente reactivos que pueden experimentar reacciones químicas exotérmicas extremadamente rápidas y violentas cuando se desencadena un estímulo adecuado, como una chispa o un impacto.
Los explosivos generalmente están compuestos por una combinación de sustancias químicas, como nitratos, nitritos o peróxidos, que contienen enlaces químicos inestables o altamente energéticos. Estos enlaces contienen una gran cantidad de energía potencial que puede ser liberada durante una reacción química.
Cuando un explosivo se activa, ya sea mediante una detonación controlada o un impacto accidental, las moléculas de los compuestos químicos se descomponen rápidamente y se reorganizan en nuevas moléculas más estables, liberando una gran cantidad de energía en forma de calor, luz y gases en expansión. Esta liberación rápida de energía es lo que produce la explosión característica de los explosivos.